Allí trabajan familias bodegueras de renombre y en el subsuelo descansan los calados históricos donde fermentaban y se conservaban los vinos. Bodegas la Marquesa lleva desde mediados del siglo XIX mimando sus cultivos. En 2023 embotellaron 250.000 litros de vino.
Bodegas desde el siglo XIX
La sierra de Cantabria –ahora también llamada sierra de Toloño– es una barrera climática que abriga las tierras de Villabuena de Álava. En ese valle donde se ubica este pequeño municipio de la Rioja alavesa, las crestas y desniveles protegen de los vientos del norte. Allí, los viñedos dominan el paisaje, el quehacer de sus habitantes y también su historia. Hay censadas apenas 300 personas… y más de 20 bodegas. Entre ellas destaca Viñedos y Bodegas de la Marquesa. La finca originaria donde surgieron sus vinos pertenecía a Francisca Martínez de Pisón Pascual, que se casó con Francisco Javier Solano Eulate, marqués de la Solana “y de algunas otras cosas” –recuerda su bisnieto Juan Pablo de Simón, al frente de la empresa familiar desde 1978–. Eran los tiempos del vino a granel –el cosechero del año– que llegaba en barricas sobre carros a las alhóndigas de Logroño y el País Vasco. Estamos en la primera mitad del siglo XIX.
Juan Pablo de Simón, al frente de la empresa desde 1972
Y de repente llegó Pineau
Autoridades y bodegueros estaban atentos a lo que ocurría al otro lado de los Pirineos, a Burdeos y Borgoña. Sus vinos se embotellaban, estaban más ricos y se vendían más. Vamos, que llegaban a más público y más lejos. Es entonces cuando llegó a la Rioja Alavesa un personaje clave: el enólogo francés Jean Pineau, el artífice del “Medoc Alaves”, impulsor de nuevas técnicas de elaboración y responsable junto con algunas Bodegas de la Zona de que los vinos de Rioja Alavesa abracen la modernidad. “Había que hacer las cosas mejor, desde la viña a la botella, cuidando la limpieza, la sanidad y la crianza en barricas para que los vinos embotellados aguantaran el tiempo necesario hasta su consumos tanto en los mercados locales como en otros mas lejanos.
A la muerte del marqués, en 1912, las tierras vinícolas de Villabuena son heredadas por su hija María Teresa
De los calados a la modernidad
A la muerte del marqués, en 1912, las tierras vinícolas de Villabuena son heredadas por su hija María Teresa Solano Martínez de Pisón. “La gente hablaba de la casa de la marquesa, de la finca de la marquesa, de la bodega de la marquesa, así que a pesar de los cambios de nombre a lo largo de las décadas, en 1978 decidimos llamarlas Bodegas de la Marquesa. Es el nombre más reconocible”, comenta Juan Pablo. A lo largo del siglo XX, esta empresa familiar ha querido conservar el estilo tradicional de sus vinos pero incorporando los conocimientos y la innovación. Aquellos calados, esos túneles excavados a más de 10 metros de profundidad y construidos piedra sobre piedra son parte de su viaje emocional. “Ya no tienen importancia para la producción pero sí atractivo para los visitantes. Esos calados conservaban todo el año la humedad y la temperatura. Hoy, la tecnología manda aunque siguen siendo bonitos de enseñar”.
Panorámica de los viñedos pertenecientes a la empresa
Dejar el Madrid financiero por los vinos
Juan Pablo de Simón reconoce que, al morir sus padres, tiene que tomar una decisión: “Soy el hermano mayor pero tenía mi vida laboral en Madrid, en el mundo financiero. Lo pensé y decidí volver a Villabuena”, a aquella casa de verano de sus recuerdos de niñez. “No me arrepiento”. Hoy, Bodegas la Marquesa posee 65 hectáreas de viñedos propias de la familia y algunas compradas a agricultores de la zona. Hacen vinos blancos y, sobre todo, tintos de crianza, reserva, gran reserva y “vinos de Finca con características singulares”.
Se estiman ocho pasos para la producción de vino
Hoy en día…
En los últimos años la Cosecha media que entra en la Bodega ronda los 350.000 kilogramos de Uva, que dan lugar a la elaboración de aproximadamente 250.000 litros de vino, unas 330.000 botellas. Sin embargo, el año 2023 ha sido un desastre por causa de alguna helada y, sobre todo, la sequía que ya dura dos años. Es lo que tiene la agricultura, “siempre mirando al cielo” porque dependemos absolutamente del clima, del sol y de la lluvia. Ya vendrán tiempos mejores. Y hoy nuestra producción se vende en España y sobre todo en Exportación a una veintena de Países, U.S.A., toda Europa (menos Francia e Italia, “que no se dejan”, México, Canadá, y Asía (China, Taiwán, Japón, Tailandia).
Detalle de la bodega con decenas de barricas
La voz de los jóvenes y los vinos bajos en alcohol
“Soy la cuarta generación y la quinta ya está en marcha”, confiesa Juan Pablo. Sabe que cada vez los más jóvenes presionan para hacer más y más cambios. Siempre ha ocurrido. Él los hizo con la innovación tecnológica en depósitos, selección de barricas, equipos de frio y embotellado a partir de los años ochenta, y ahora son sus hijos los que buscan nuevas tendencias. “Ellos aprietan pero debe ser dentro de un orden”. Este año vamos a probar a hacer algún vino más ligero y bajo en alcohol. Pero ya veremos, porque para lograr un buen vino, hace falta una buena uva con la madurez fenólica adecuada. Y esto también depende del clima.
Juan Pablo de Simón, junto con sus tres hijos
Legado familiar y continuidad
Juan Pablo de Simón y Milans del Bosch sigue disfrutando del día a día de los viñedos y la bodega, “aunque sé que tengo que bajar el pistón y dejar que vayan siendo mis hijos los que tomen las decisiones porque pronto serán ellos los que dirijan la Bodega”. Pablo se dedica al área de exportación, Jaime a la producción y María dirige administración y enoturismo. “Y esperamos durar otros cien años, por lo menos”.