En el pasillo que lleva a la trastienda hay una pared forrada de cajones de madera hechos a mano. Son cajones desgastados. En el frontal de uno de ellos está escrito el nombre de una planta: digital. Y es el único vacío. Conocida popularmente como dedalera –sus flores tienen forma de dedal–, las hojas de la digital contienen un poderoso veneno. Por eso ya no se vende, aunque su principio activo se empleó antaño, y en pequeñas dosis, para tratar las deficiencias cardiacas. Y por eso no hay nada en ese cajón. En el resto se almacenan todo tipo de hierbas y productos naturales. Aquí se respira aroma a herbolario, y también a historia de Barcelona, ahora con acento de Kiev, la capital de Ucrania.

Pavlinka Doroshenko (41 años) es una mujer inquieta y echada para delante. “Yo buscaba algo especial pero fue ella, esta tienda, la que me encontró a mí”. Así explica su primer encontronazo con Herboristeria del Rei, un negocio con más de 200 años de historia en el carrer del Vidre, una de las callejuelas que dan a la Plaza Real y que en el siglo XIV vio la llegada de las primeras fundiciones de vidrio. Un espacio donde se rodaron escenas de la famosa película El perfume, protagonizada por Ben Whishaw y estrenada en 2006.

Pavlina llegó a Barcelona en 2014 tras estallar la primera guerra con Rusia y se empeñó en recuperar uno de los negocios más emblemáticos de la capital catalana

Pavlina llegó a Barcelona en 2014 tras estallar la primera guerra con Rusia y se empeñó en recuperar uno de los negocios emblemáticos de la capital catalana. En 2021, jubilada la maestra herbolaria Trinidad Sabatés, el peligro de desaparición de este comercio era un hecho. Tenista profesional en Kiev y luego especialista en decoración, esta experta en proximidad siguió formándose en escaparatismo y visual merchandising en Barcelona. Uno de sus profesores contó un día que una de las tiendas más antiguas de la ciudad iba a cerrar. 

“Empecé a leer sobre la Herboristeria del Rei y me quedé maravillada. Luego conocí al dueño de todo el edificio, Miquel Casademunt. Al principio le extrañó que estuviera interesada en reabrir el herbolario, pero preparé un plan estratégico centrado en mantener la tienda tal como era. Le expliqué que además de vender hierbas, tés, jabones y champús artesanales, quería hacer un pequeño museo de la historia de la tienda para que toda persona que entrase sintiese la energía de hace 200 años. Y cerramos el contrato en 2022”, explica. Un contrato asequible por diez años.

De Linneo a la Casa Real, siempre con cercanía y legado

El problema con estos comercios con historia es que cuando echan el cierre, la reapertura suele traicionar las expectativas de los clientes habituales y la esencia, y necesidades, del barrio. Pasó con la Camisería Xancó, reciclada en tienda para turistas, o la Farmacia de la Estrella, reabierta como comercio de derivados del cannabis. En este caso, esta experta en proximidad ha decidido mantener intacto el espacio y el negocio. “De hecho, con Miquel Casademunt se han hecho cambios de instalación eléctrica, restaurado algunas obras y adecentado la trastienda, que estaba muy vieja. Ah, y ahora también vendemos velas artesanales aromáticas”, comenta.

Es el herbolario más antiguo de Cataluña –en el carrer del Vidre lleva desde 1823– y Pavlina se ha aprendido muy bien su historia, que relata a todo aquel cliente o visitante que traspasa las enormes puertas de cristal. “El primer dueño fue un policía, Josep Vila, que cultivaba las hierbas en su propio jardín, muy cerca de aquí”. En el barrio había muchos teatros y pululaban actores y dramaturgos, también empresarios y burguesía en general. “La tienda era muy conocida como un lugar de lujo, se vendían las hierbas a granel y se llamaba La Linneana, en honor a Carlos Linneo, el padre de la Botánica”. El naturalista sueco fue en el siglo XVIII el artífice de una clasificación de los tres reinos de la naturaleza que hoy todavía está vigente. Vamos, que logró identificar todas las plantas de una forma más sencilla y rápida.

Una de ellas era el Erísimo, la hierba para infusión que compraban muchos teatros, compañías y actores y que servía para desinflamar la garganta y evitar la tos. La llaman la planta de los cantores y todavía hoy es una de las más reclamadas en este herbolario.

Fue tal la fama adquirida por la herboristería que la Casa Real la nombró en 1857, en tiempos de Isabel II, proveedora oficial. “Todo lo que necesitaba salía de aquí, eran productos de alta calidad. Poco después es cuando pasó a llamarse Herboristeria del Rei. Ya nos gustaría volver a ser los proveedores reales”, dice Pavlina con una sonrisa en los labios. Fue antes de llegar el siglo XX cuando el dueño del edificio encargó al escenógrafo teatral más importante del momento, Francesc Soler Rovirosa, hacer los muebles y la decoración de la tienda. Y así es como se conserva todavía hoy.

Cera para los bigotes y hierba mate, lo caprichos de Dalí

Durante gran parte del siglo XX, el negocio estuvo en manos de la familia Vallart. La tienda se hizo aún más famosa por sus clientes. El pintor surrealista Salvador Dalí compraba cera natural para sus bigotes, un té de nombre Napoleón acorde con sus ínfulas de grandeza y una hierba mate de Paraguay a la que estaba abonado. De hecho, hay imágenes del pintor sentado en una silla dentro de la herboristería. “Sabemos que en el escaparate del herbolario había una figura de madera de un indio que parece que se llevó Dalí para alguna de sus obras y que no devolvió. Puede que esté en el trastero de algún museo y nos hemos propuesto recuperarlo porque también forma parte de la historia de esta tienda”, explica Pavlina.

Y de 1991 al 2021 fue el momento de la maestra herbolaria Trinidad Sabatés. “Ella tenía un libro de recetas increíble y que históricamente sería importante para la tienda”. Pavlina reconoce que en su país de origen el uso de hierbas es habitual –“todos sabemos qué hierbas beber y para qué sirve cada una”, dice– y al no conservar el libro de recetas, ha decidido incorporar a la plantilla un naturópata para crear las mezclas herbales. Las que más nos piden son Bona nit, que vale para relajar músculos y nervios y facilitar el sueño; y Brojoneteja, un compendio con eucalipto, tomillo y otras hierbas antiinflamatorias para prevenir los resfriados o pasarlos más rápido. Una de las aportaciones de la nueva responsable es haber mejorado el sabor de las infusiones. “Mucha gente no bebe hierbas porque el sabor suele ser amargo y como los tratamientos tienen que ser de semanas para que sean efectivos, hacemos las mezclas muy ricas de sabor, con aromas a especias o frutas”.

Los turistas antes solo hacían una foto como un negocio de proximidad

La nueva directora del herbolario admite que trabaja con los mismos proveedores de siempre –tiene casi mil referencias de productos–, aunque son pocos los vecinos del barrio que acuden a su tienda, “esta es ahora una zona muy turística y ya apenas reside gente. Los que sí vuelven son clientes que venían de pequeños con sus madres o abuelas, o vecinos de otros barrios que buscan remedios naturales… y los turistas. Antes solo hacían una foto de la fachada pero ahora estamos consiguiendo que entren, les contamos la historia y les ofrecemos desde calendarios con papel artesanal hechos a mano e ilustrados con plantas y recetas a mezclas de hierbas en un packaging sostenible y con un sello lacrado como se hacía antes”. Este mismo año ha sido reconocida como tienda emblemática con un Premio Comercio de Barcelona en su 25ª edición. Esta experta en proximidad ha mantenido la esencia del trato cercano que se dispensaba en el pasado, conservando un enorme legado. Y sus clientes lo agradecen.

Esta zona es muy turística y ya apenas reside gente. Los que sí vuelven al herbolario son clientes que venían de pequeños con sus madres o abuelas

Y es que nada más atravesar sus puertas de madera y arcos con vidriera, ya no se puede quitar la vista de estantes, mobiliario y galerías decoradas. De primeras, destaca una fuente de mármol con el busto del naturalista Linneo que hoy tiene pequeños pececillos de un lado para otro y que en la antigüedad era el hábitat de las sanguijuelas. Estos seres chupasangre se utilizaban en tratamientos médicos relacionados con la congestión sanguínea, las varices o inflamaciones en las venas. 

En las estanterías bolsas de papel y botes de cristal con todo tipo de especias y hierbas, tés y otras infusiones, preparados para ayudar a aliviar multitud de dolencias, esencias para tratar la piel, jabones y geles naturales y ecológicos, velas aromatizadas que Pavlina y su equipo fabrican. Y nombres que fomentan la imaginación, como esa infusión llamada Primer beso (té verde de China, pégalos de rosa, manzanilla, fresa, rodajas de naranja, botón de rosa, caléndula y aciano) o Sueño de Navidad (té negro de Ceylán, manzana, piel de naranja, almendra, pétalos de rosa, trozos de canela, clavo y vainilla). “A mí la mezcla que más me gusta es la que lleva malvarisco, pau d’arco, tomillo, eucalipto, malva… y algún toque secreto. La inmensa mayoría de plantas que vendemos se recogen en Cataluña”. Al salir, una plancha de hierro con pictogramas grabados de los oficios de siempre está incrustada en los adoquines de la calle, y tiene una placa dorada en el centro: Herboristeria del Rei.