La experta en Psicología General Sanitaria y Psicología Educativa, Silvia Álava, intervino la semana pasada en una nueva sesión de Sabadell Forum, que organizó la Dirección de Instituciones Religiosas y Tercer Sector. Álava explicó cómo hay que ayudar a los hijos en los estudios. Su mensaje fue directo: estudiar, hacer los deberes u organizarse la agenda escolar es responsabilidad de los niños, nunca de los progenitores.

Imagen de la psicóloga Silvia Álava dando una charla sobre responsabilidades educativas.

 

Si eres ese padre o madre que continuamente estás empujando a tu hijo o hija a estudiar, que le acabas haciendo los ejercicios para demostrarle a su profesor o profesora lo aplicado y buen estudiante que es o utilizas el grupo de whatsapp de padres para preguntar qué deberes se tienen que hacer porque el niño no ha prestado atención en clase y los desconoce…, plantéate que algo no estás haciendo bien.

Al menos, así lo cree Silvia Álava. Esta especialista en psicología infantil desgranó cómo hay que gestionar la enseñanza y educación de nuestros hijos desde la infancia hasta secundaria, incidiendo en una palabra clave: responsabilidad. Y no tanto en la de los adultos, sino sobre todo en la de los infantes, porque a su entender cuando antes sepan los padres transferir responsabilidades a los hijos, mayor preparación y capacitación a nivel emocional o intelectual tendrán en el futuro. En caso contrario, se corre el riesgo de impulsarles hacia la no tolerancia a la frustración, la falta de resiliencia o la desmotivación.

En la etapa de la infancia, de 0 a 5 años, Silvia Álava explicó que los niños no deben hacer deberes. Su vida ha de girar en torno a los juegos y especialmente los tradicionales que comporten relaciones personales. “Tienen que jugar en familia, con sus iguales o ellos solos. Jugar es más que divertirse, es un proceso de aprendizaje de muchas cosas, pues ayuda a incrementar la confianza, la autoestima, las habilidades sociales o los procesos intelectuales”, subrayó.

Imagen de la charla sobre las responsabilidades educativas de padres e hijos

Estudiar 25 minutos

En la fase de primaria, de 5 a 12 años, surgen las responsabilidades y tareas en la escuela. Es un período clave para acelerar la autonomía de los pequeños, trabajando hábitos y planificación. “Cuidado con asumir funciones que no corresponden. Los deberes, la agenda escolar son responsabilidades de los niños, nunca de los padres. Una cosa es resolverles algo puntual, otra es solucionarles el problema en su conjunto”, advirtió Álava, a la vez que recordó la regla de establecer períodos de estudio de 25 minutos, que es lo que dura la atención sostenida de un niño. Superado ese tiempo, hay un proceso de desconexión. Por esta razón, considera que es un error tratar de hacer todos los deberes de un tirón y que ello comporte mucho tiempo de trabajo. “Hay que fijar un período de 25 minutos. Y si quedan pendientes tareas por finalizar, es bueno hacer un pequeño descanso y volver a ponerse otra vez con un máximo de 25 minutos”, explicó.

En la etapa de secundaria, a partir de 12 años, Silvia Álava remarcó la importancia de seguir trabajando la planificación y los hábitos ya desarrollados en la fase anterior. El objetivo es consolidar una metodología de estudio. En este punto, destacó un error muy común que suele cometer el alumnado: no realizar ejercicios de autoevaluación sobre lo estudiado. “Por mi experiencia profesional -añadió Álava- es en lo que falla la mayor parte de los estudiantes. Se estudia, pero no se realiza ninguna prueba que contraste el nivel de aprendizaje conseguido. Siempre hay que comprobar cuánto se ha aprendido después de estudiar”.

Imagen de parte de la charla en Sabadell Forum

Uso de las pantallas


La sesión de Sabadell Forum finalizó con un turno de preguntas de las personas que se conectaron a la emisión en streaming. Y un tema brilló por encima de los demás: el tiempo adecuado en el uso de las pantallas, el via crucis de los padres de hoy. Silvia Álava dejó la siguiente pauta: “Hasta los 2 años, cero pantallas. De 2 a 5 años, máximo 30 minutos al día y mucho juego tradicional. Durante la primaria, una hora diaria máxima, supervisando el contenido. En secundaria, 90 minutos diarios sumando móvil y tablet. Y en bachillerato, dependiendo de la autonomía y responsabilidad del usuario o usuaria”.

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