Francesc Fajula, máximo responsable de la Mobile World Capital de Barcelona y antiguo directivo de Banco Sabadell (y de otras muchas empresas de nuestro país) protagonizó la última sesión del ciclo de conferencias DisruptIa que Banco Sabadell organiza para concienciar a sus empleados sobre las grandes posibilidades y retos que la llegada de la Inteligencia artificial (IA) plantea para las organizaciones de nuestro país.

Para el directivo, uno de los pioneros en el campo del ebusiness y la innovación tecnológica en España y figura de referencia internacional en este campo, Europa se encuentra en este momento en una encrucijada de gran importancia que debe resolver de forma rápida: las estrictas regulaciones legales que ha establecido para proteger la privacidad de sus ciudadanos explican, en parte, las dificultades que el continente tiene en la actualidad para avanzar en el desarrollo de la Inteligencia Artificial, donde se está viendo rápidamente sobrepasada por otras potencias mundiales como China y Estados Unidos. “Así”, ha dicho, “se produce la paradoja de que estamos regulando un partido en el que, si no reaccionamos, al final no vamos a competir”.

Por otro lado, manifestó también un cierto optimismo. “Me consta que desde los máximos niveles gubernamentales europeos son plenamente conscientes del problema y se ha empezado ya a variar el rumbo”, dijo. “Y, además, posiblemente, la implantación de estos cambios se los tendremos que agradecer al actual gobierno de Estados Unidos. Las empresas, como los seres humanos, somos alérgicos al cambio, y no cambiamos radicalmente si no hay algo que nos obligue a hacerlo. Y en estos momentos los estímulos para ello nos llegan desde los EEUU”.

El impacto de la digitalización y la Inteligencia Artificial en la renta per cápita

Durante su disertación, analizó aspectos como el impacto directo que la tecnología y la IA ya tienen en la economía de los países y la renta per cápita de sus ciudadanos. “Está plenamente demostrado que aquellos países en los que las administraciones están más digitalitzadas acaban siendo los países en los que los ciudadanos tienen una mayor renta per cápita”. Un impacto que la implantación de la IA está empezando ya a tener, también, en el mercado laboral, “en pocas semanas presentamos un estudio en el que por primera vez se hace claro que la IA está ya impactando de forma clara en el mercado laboral, y muy concretamente en los perfiles tecnológicos de perfil más bajo”.

Las enormes diferencias entre Europa, China y Estados Unidos

Como botón de muestra del enorme “gap” tecnológico entre Europa, China y EEUU relató una anécdota que recientemente vivió en Shenzhen, la ciudad que se considera como el “Silicon Valley Chino”, aunque -según dijo- es infinitamente más impactante que el Silicon Valley americano. Según ha explicado, la ciudad está plagada de cámaras de vídeo. Su gobierno local dispone de una “app” que permite que los ciudadanos realizan miles de operaciones. En su última visita, el grupo con el que viajaba olvidó donde había aparcado el coche. Lo comunicaron por medio de la “app”, y de forma prácticamente instantánea recibieron su geolocalización e incluso una fotografía de donde estaba en aquel momento el vehículo.

“Se trata de un nivel de control social que evidentemente nadie desea en Europa, aunque por otro lado tiene efectos derivados. Como que el nivel de delincuencia es cero”, ha dicho. Si no queremos perder el tren de la competitividad es muy importante que Europa sea capaz de alcanzar un cierto equilibrio entre la protección de los derechos de sus ciudadanos y el facilitar un ecosistema legal y empresarial que permitan que nuestras empresas puedan desarrollar sus iniciativas en este campo tan importante.

Los cuatro factores imprescindibles para el desarrollo de la industria tecnológica

Desde su punto de vista, hay cuatro factores que juegan un papel clave en el desarrollo de las industrias tecnológicas y en los que las Administraciones europeas deberían actuar de forma prioritaria.

1. CONECTIVIDAD. Hoy en día las redes de comunicaciones se han convertido en una infraestructura tan importante como la electricidad y el agua. Para los ciudadanos y, lo que es más importante, para las empresas. Pero mientras en Estados Unidos y China hay tan solo tres grandes operadores en este campo, en Europa hay más de 200, de mucho menor tamaño y que compiten entre ellos. En consecuencia, ninguno de ellos dispone del músculo financiero para afrontar las inversiones que son necesarias.

2. CAPACIDAD DE PROCESO. O, lo que es lo mismo, capacidad de fabricar microprocesadores y semiconductores. Este factor, aunque no suele decirse, explica algunos de los conflictos geopolíticos que hoy hay en el mundo. Hoy en día, casi toda la producción se centra en Taiwan aunque EEUU se está poniendo las pilas para ser autónomo en este campo. En Europa también hay algunas iniciativas interesantes que permiten albergar un cierto optimismo. Pero una vez más, el problema radica en que las empresas que las están desarrollando no actúan como empresas europeas, si no con una óptima básicamente nacional. Algunas de estas iniciativas, por cierto, están en nuestro país como el Barcelona Supercomputing Center, de donde ya han surgido algunas “spin offs” muy prometedoras.

3. DATOS PARA ALIMENTAR LOS SISTEMAS DE IA. Tienen que ser abundantes y fiables. El problema aquí radica en el elevado nivel de protección de los ciudadanos. Que evidentemente es positivo a nivel político, pero negativo a nivel económico. Los ciudadanos se niegan a que las empresas moneticen sus datos… pero al mismo tiempo nadie quiere dejar de utilizar gratis herramientas como Google Maps, Gmail, Google y Youtube, a las que todo el mundo otorga un gran valor. Es necesario un campo cultural en este sentido y alcanzar un equilibrio entre los dos polos opuestos que hoy representan Europa y China en este sentido.

4. CAPACIDAD PARA GENERAR Y ATRAER TALENTO. En este sentido, España y muy concretamente ciudades como Barcelona disfrutan de una gran ventaja competitiva: su elevado nivel de vida, que hace mucho talento europeo haya decidido instalarse aquí, incluyendo las sedes sociales de diversas empresas de referencia. Habría que mejorar los niveles salariales, aunque por otro lado el coste de la vida también es más reducido. Sería importante que las universidades, que tienen un buen desempeño como centros educativos y de investigación, mejorasen su capacidad de relación con las empresas privadas. Ahí habría aún un margen de mejora importante.

Oportunidades y riesgos de futuro

Francesc Fajula ha cerrado su intervención exponiendo algunas de las posibles tendencias de futuro que algunos expertos vaticinan, aunque hacer este tipo de predicciones, ha dicho, siempre es arriesgado. Una de ellas sería la posible implantación a medio plazo de un nuevo dispositivo que sustituiría los dispositivos móviles y que estaría dotado de una potente IA que nos conocería a la perfección y sería como un “alter ego digital”. Este dispositivo no dispondría ni tan sólo de pantalla, nos comunicaríamos con él con la voz y ejecutaría las instrucciones que le diésemos. “Puede ser que acabe llegando”, ha dicho, “pero en todo caso no lo veo a corto plazo”.

Volviendo sobre la necesidad de regular este tipo de tecnologías y de alcanzar el difícil equilibrio entre protección de la privacidad y facilitar el desarrollo tecnológico ha hecho referencia a tecnologías como las que están desarrollando Neuralink, propiedad de Elon Musk, que ya han empezado a implantar chips en el cerebro de las personas con una doble finalidad terapéutica pero también empresarial. Esto abre la posibilidad a que en el futuro los datos cerebrales (nuestros pensamientos o emociones) puedan ser tratados y almacenados. Esto supone un riesgo enorme que evidentemente tiene que ser estrictamente regulado.